jueves, 31 de enero de 2013
Diario, January 29, 2013
En 1982, mi abuela María Esther Vinajeras Alonso que llámose al final de su vida María Fernández, falleció en Miami. Salió de Cuba el 13 de agosto de 1976. Su partida significó para mí el descubrimiento, a nivel sentimental, de la pérdida definitiva, de lo irrecuperable en el espacio y en el tiempo. Mujer de dolores, fuerte, murió infeliz con su familia y con su entorno. Siempre la recuerdo, de una manera delicada, casi imperceptible. Me impuse por primera vez, pero no última, el olvido como remedio contra el dolor, y lo conseguí. Oblivion, oblivious, qué elocuente palabrita esa, no? Claro, along with oblivion comes a lack of emotions and feelings that makes your life a lonesome place.
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