jueves, 31 de enero de 2013

Diario, January 28, 2013


Martí sí debió de morir. No me imagino a Martí entre los generales y doctores de los primeros treinta años de la república. No me sumo a los grandes impugnadores de Martí; es un referente insoslayable para edificar una nación inconclusa... Quizás Martí como excusa para pensar cordialmente hoy. Prefiero al Martí íntimo: Amo los patios sombríos / Con escaleras bordadas; / Amo las naves calladas / Y los conventos vacíos. Y siempre imagino el recuerdo cálido, entrañable, casi escolar, de muchos y muchas por ese Martí, desprovisto de los oropeles y las controversias, el Martí que aprendieron leyendo "La Edad de Oro" y recitando los "Versos Sencillos".

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