Esto de tener que estar manejando cada día es
más que una fastidieta, es una perdedera
de tiempo horrible. Tiempo que no volverá, imposible de recuperar.
Estoy dando los “primeros toques” a esa obra
que ha estado en ciernes por dos o tres años, “Una pizca de Nietzsche”; obra
escrita para un solo actor, en un solo acto, y para un solo espectador.
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