martes, 5 de marzo de 2013

Diario, March 5, 2013

Algo bueno que comentar: el equipo cubano de béisbol ha ganado sus dos primeros juegos. La pelota, como decimos los cubanos, es el deporte que más me gusta; últimamente he visto una pasión por el fútbol entre los cubanos que quizás pueda explicarla las circunstancias cubanas de los últimos veinte años y sus más fluidas relaciones de todo tipo con España y otros países europeos, si las comparamos con los treinta años anteriores. Como he estado ausente esos “últimos veinte años”, esa fiebre por el soccer no me “mordió”.

Algo desagradable hacia el final del día: el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha muerto. Para los latinoamericanos, la presidencia de Chávez desde el 1999 hasta la fecha significó un cambio dramático y cualitativo a la tradicional manera en que los gobiernos de la región se relacionaban con el gobierno de los Estados Unidos. Los “exiliados” venezolanos de Miami lloran de alegría –clones de sus aliados cubanos. Lo que no pudieron hacer ni con conspiraciones ni con elecciones, derrotar a Chávez, lo logró la biología, y lo celebran con desenfrenada abyección. De veras, Miami deja tanto que desear en cuanto a decencia, generosidad y altura que uno recula tanto, tanto, que cuando viene a ver está en la acera de enfrente. Y es todo el pueblo, y casi toda la gente… Me telefonean ahora, creyendo que me van a poner contra la pared, con vocecitas consternadas y cristianas, y yo les devuelvo su hipocresía con la única respuesta posible, el silencio. Respondo y me quedo callado, y se desgañitan, hasta que ya no pueden con su farsa beata y ofenden un poco hasta que cuelgan.

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