miércoles, 22 de mayo de 2013

Diario, May 19, 2013

Martí muere… y todavía inquieta y no pueden dejarlo reposar tranquilamente y disfrutar lo disfrutable de su vida y de su obra y ser más o menos martiano y no marcarse y desmarcarse de la política cubana con respecto de él y aceptar like it or not que Martí estará en la historia de Cuba y no lo sacaran ni lo secaran las invectivas y las adulaciones… Martí muere y los agoreros de todos los finales –de la historia, de la filosofía, de las religiones, de la especie humana, de la revolución, de la novela- no hacen otra cosa que agotarse, que consumirse en su propia desesperación disimulada por la complacencia y la displicencia… Martí muere, y uno, claro, siente que se disipa, que la memoria va cediendo, y los afectos también… Recordar que Martí muere, una manera de recordar nuestra propia muerte y la importancia de vivir consecuentemente… Hay un Martí humanamente angustiado, que duda y que se sobrepone y avanza... Hace unos años compré una edición española del diario de campaña de Martí, prologado por Cabrera Infante y lo perdí, eso parece, porque no lo encuentro... Me pareció aquel prólogo, sin ser erudito, muy sentido, muy a lo Cabrera Infante.

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