viernes, 15 de febrero de 2013

Diario, February 11, 2013

Un lunes como otro cualquiera: rutina, regreso, lecturas, clases, ejercicios. Estoy disciplinadamente adscrito al consumo de espinaca –emulo a Popeye, émulo de Popeye. Desde el comienzos del doce he incrementado en un cinco por ciento el consumo de frutas y vegetales, más una rutina (¡eso es una exageración!) de ejercicios: aspiraciones de una vida saludable en lunes.

Un sobresalto a la rutina del lunes: el Papa Benedicto XIV renuncia, canónicamente renuncia. Las versiones no me interesan. El Papa sabe que el carácter transitorio de su papado no sólo se refería a su antecesor, sino a que el mundo mismo está entrando en una nueva época histórica -las tecnologías de la (des)información y la (in)comunicación han desmovilizado las viejas teorías, teologías, políticas, filosofías, y la Iglesia, santa y venerable como las manos de su fundador, lo sabe, lo admite, y cambia. El resto es hojarasca.

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