viernes, 10 de junio de 2016

A Stanford Crime

Hace pocos días, un juez sentenció a seis meses en una cárcel condal —a county jail is not a prison, at all— a un joven de veinte años hallado culpable de tres felonías de asalto sexual y violación. Eso llamó mi atención y pasé del titular al artículo para conocer más detalles del caso y entender cómo alguien que ha sido hallado culpable de violación pudiera recibir sanción tan leve. Leyendo y leyendo, encuentro una declaración del padre del violador convicto: his son should not have to go to prison for “20 minutes of action”. ¿Qué se puede decir, escribir, pensar, sentir después de leer algo así? ¿Qué violar a una persona son “minutos de acción”? Y el juez dice que el acusado estaba ebrio y que eso disminuye su responsabilidad moral… ¿Dónde ocurrió esto? ¿En un país dominado por una fanaticada en el que la ley se aplica según el capricho de los poderosos y las mujeres son meros objetos que dispensan placeres a la orden? No. En Santa Clara, California. El violador es Brock Turner,  exestudiante de Stanford University. Blanco. Aventajado nadador. Ciertamente da asco. No sigo leyendo. Tanta hipocresía…
Ayer, recibo un correo de una organización que organiza la participación ciudadana en el país (http://petitions.moveon.org/) pidiéndome que firmara una petición para sacar de su puesto al juez que dictó tan ridícula y  ofensiva sentencia. La firmé, claro está y por supuesto. Antes quise saber más detalles del caso y de los involucrados. Así encontré y leí la declaración de la víctima, un detallado, valiente y bien escrito alegato contra —aunque esto no está explícitamente dicho ahí— el sistema de justicia en el país, que cada vez pierde más su sentido y vocación de árbitro imparcial, por encima de diferencias de clases sociales y económicas, diferencias étnicas y religiosas.
Busco información y veo las fotografías. Un joven blanco que, en el momento del crimen, era estudiante en una Ivy League University, Stanford, y que contrata a poderosos abogados, investigadores privados, expertos en manipular testigos… Todo eso me lleva a pensar que proviene de una familia con ciertos recursos económicos, cuyo headmaster tuvo la impudicia de decir que su hijo no debía ir a prisión “por veinte minutos de acción”. ¿Qué se puede esperar de alguien con semejante modelo de padre? Porque si el padre dice eso públicamente, ¿qué no dirá, hará, en privado? El testimonio de la víctima es suficientemente elocuente, no sé qué hago escribiendo estas líneas… Un joven atleta con beca en Stanford capaz de contratar a un poderoso equipo de defensa. ¿Quién es? ¿A qué clase social pertenece? ¿Cuál es el significado, el mensaje, que este juez está estableciendo con su imprudente e injusta sentencia y con sus más que imprudentes e injustas valoraciones? Y todo esto en medio de la controversia sobre el trato discriminatorio que la comunidad afro-americana recibe de los cuerpos policíacos y en el mismo sistema de justicia penal. ¿Qué sentencia este juez habría dictado si el acusado hubiera sido negro o latino, pobre, o se hubiera encontradoen estado de embriaguez al ocurrir los hechos? ¿Dónde está Trump? Porque este violador no es mexicano, es un blanco que estaba borracho. Una cosa es segura, si un negro o un hispano hubieran sido los responsables de este crimen, la escena sería otra —un hood de cualquier gran ciudad norteamericana, no Stanford University.
Vale la pena reproducir el párrafo en el que la víctima relata las preguntas a la que fue sometida, no para que esta demostrara su inocencia, sino su culpabilidad:
How old are you? How much do you weigh? What did you eat that day? Well what did you have for dinner? Who made dinner? Did you drink with dinner? No, not even water? When did you drink? How much did you drink? What container did you drink out of? Who gave you the drink? How much do you usually drink? Who dropped you off at this party? At what time? But where exactly? What were you wearing? Why were you going to this party? What did  you do when you got there? Are you sure you did that? But what time did you do that? What does this text mean? Who were you texting? When did you urinate? Where did you urinate? With whom did you urinate outside? Was your phone on silent when your sister called? Do you remember silencing it? Really because on page 53 I’d like to point out that you said it was set to ring. Did you drink in college? You said you were a party animal? How many times did you black out? Did you party at frats? Are you serious with your boyfriend? Are you sexually active with him? When did you start dating? Would you ever cheat? Do you have a history of cheating? What do you mean when you said you wanted to reward him? Do you remember what time you woke up? Were you wearing your cardigan? What color was your cardigan? Do you remember any more from that night? No? Okay, we’ll let Brock fill it in.”
Lo más importante no es establecer las mentiras del otro; no es defender un grupo atacando otro; no es expandir la cultura del odio y la intolerancia. Lo más importante es decir la verdad y asumir las consecuencias de la verdad. Vivir en la verdad es tan doloroso que cada día, de alguna pequeña, a veces invisible, manera, renunciamos a ello. Pero esa renuncia no nos excusa de intentarlo de nuevo.  De la misma manera que escribió el Vicepresidente Biden en su carta abierta a la víctima de este crimen de odio, de género, de humanidad, no conozco el nombre de la víctima, [pero] sus palabras están grabadas para siempre en mi alma. Palabras que deberían ser de lectura obligatoria para los hombres y las mujeres de todos los tiempos.


Kafka, Diarios (1920)

Del cuaderno en que Franz Kafka registraba sus impresiones diarias, los apuntes tomados en 1920 que lograron sobrevivir a la voluntad de d...