jueves, 20 de noviembre de 2014

Wednesday

Me apasiona reescribir sobre la escritura de otros –un sano ejercicio de plagiarismo. Sobre todo lo hago cuando la escritura es biográfica y tiene cierto paralelismo con mi vida. Experimento un cierto deja vu literario. Aquí un ejemplo reciente de sano plagiarismo:

Escribe Lyotard en Peregrinaciones: “Quería o hacerme monje (especialmente dominico) o ser pintor o ser historiador… [Pronto] me vi obligado a mantener una familia. Resulta evidente que ya era demasiado tarde para hacer los votos monacales. En cuanto a mi carrera artística, era un deseo sin esperanza debido a una desafortunada falta de talento, mientras que una evidente debilidad de memoria desalentaba definitivamente mi inclinación hacia la historia. Así, me convertí en catedrático de filosofía en un liceo de Constantine, la capital del departamento francés de Argelia Oriental. (Con el fin de evitarle problemas, debería mencionar que yo no nací en Argelia) Fuia Constantine en 1950. ¿Marcó esto el fin de algo o el comienzo de otra cosa?


Reescritura: Quise ser sacerdote jesuita. Creo que de haberlo sido hubiera obrado mucho bien en mí y en otros. Pero no lo fui, es evidente. No regret. Tengo esposa e hijos irremplazables. No conocerlos hubiera sido una desgracia. No ser sacerdote jesuita es tolerable. Me casé temprano, inmaduro y sin estar muy convencido. Todas esas circunstancias operaron en contra de la estabilidad familiar. Tuve que mantener una familia y no tenía idea de cómo hacerlo. Ya que no fui sacerdote jesuita, quise ser artista, escritor, científico social y lo que he terminado siendo es un profesor de Geografía e Historia en un instituto de enseñanza pre-universitaria, o segunda enseñanza, o en un liceo como se podía leer en las traducciones españolas de autores franceses antes. En cuanto a mis pretensiones artístico-literarias, científico sociales, nada, o casi nada (y no voy a repetir el sonsonete de la canción de Silvio Rodríguez), porque algo se ha hecho, mínimo, insuficiente, pero algo. No tanto la falta de talento como la falta de seriedad y disciplina han minado cualquier posibilidad de tener una vida creativa rica no solo en cantidad de obra producida, sino también en la calidad de lo que se ha producido. En 1992 me mudé a los Estados Unidos con la intención de residir en New York y completar unos estudios de maestría y he terminado en Miami donde me he empleado en todo tipo de empleo (decentes todo, just in case, te asalte la duda cuando me leas) hasta que me emplearon como algo menos que académico, menos que profesor, un maestro de escuela secundaria, como escribí anteriormente. Se terminó el ensayo y comenzó la obra.

1 comentario:

  1. A veces surge en el hombre que aprecia la honestidad un impulso irrefrenable por la introspeccion y la, exposicion publica de su propia caida o de lo que sin otro referente cartesiano que su propio solipsismo esceptico por demás,acaso dubitativamente pascaliano, considera su propia caída.
    Spinoza rechazó una jugosa oferta de, Leibniz como tutor en la corte. Prefirió sin ningún halo romántico el bajo perfil que le p r oporcionaba su oficio de cristalero. Spinoza se deduicaba a pulir lentes en Amsterdam. Como tu sabes W. Faulkner era un drop out pero un premio Nobel, Roger Callois, aprendió a leer a los 12 años cuando dejó la campiña francesa y se mudó a Paris, despues, fundador junto a Bataille del Colegio de Sociologia, y junto a Michel Leiris, y Lucuen Levy-Bruhl, formo parte de los primeros, antropologos franceses que llevaron a la practica los estudios sociologicos de E.Durkheim y de Marcel Mauss. Y para no cansarte, Sir Karl Popper, uno de los epistemologos y filósofos de la ciencia mas prominentes del siglo XX, fue por mucho tiempo y aun con un PhD en la mano , un schoolteacher en la Vienna de la entreguerras. Las circunstancias no definen nuestro hacer. Hay una separacion a veces inexplicable entre nuestros pensamientos y las acciones que no se, derivan de ellos. No siempre se justifica una causacion. Cuando menos una correlacion.

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