viernes, 12 de abril de 2013

Diario, April, 10, 2013


En la mañana, mientras conducía hacia el trabajo, escuché la obertura de la ópera Tannhaüser de Wagner. Cuando llegué al trabajo y abrí la página de cultura de “El País” me encuentro con que este año se celebra el 200 aniversario… Buen suplemento el de Babelia… Pensé, mientras escuchaba por unos minutos Wagner, que su música se puede leer, una mezcla de inteligencia y sensibilidad ¿a partes iguales? No sé pero se siente una emoción extraña y se despierta a una conciencia de lo humano en términos dramáticos pero nunca tremendistas, a pesar de la naturaleza propia de la ópera de sobreactuar, de acentuar la actuación… Y, claro, Wagner nos lleva a Nietzsche… Y la relación de ambos a Cósima… al erotismo… al erotismo como desencadenante de creación… y también de la locura… Pero qué bien se pasa en él, con él… al menos por un rato, mientras más largo mejor, más demorado, slow sex… Bueno, como descendiendo una escalera (metafísica) de la música de Wagner al sexo… a lo mejor, son, ellos, la música de Wagner y el sexo, uróboros modernos…

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