jueves, 31 de enero de 2013

Diario, January 26, 2013


En la tarde, E pasó por casa y conversamos. Fue una clase cubanía contemporánea. Hubo dos momentos casi épicos. En uno afirmó que cuando uno tiene un compromiso es cuando más jevitas se le pegan. Yo me quedé pensativo y dije, o más o menos dije, que esa ley universal, metafísica, del philandering no me aplicaba (sic). Me miró como quien ve un paquidermo en una cristalería y siguió disertando sobre las artes amatorias. Al rato me dice que tenía los pelos de la barba duros. Hirsutos, dígole. Ir… qué, él. Hirsutos, yo. Claro, así, con esa palabrería no se puede tener jevas.

En la noche La flauta mágica. Cuando le dije a E que iba a la ópera casi se atranganta. La primera vez que hice como que esa ópera… fue en La Habana. Ya en el duro ercilio ví la puesta de Ingmar Bergman. Hoy, primera vez, en vivo y en directo. Una puesta arreglada… hasta bailaron el ganman style. Pero pude leer el texto a cabalidad y me pregunto cómo esa putería mozartiana tuvo que haber caído en Viena, 1791? Nada de referentes cristianos, ni implícitos ni explícitos. Todo un canto a los placeres de aquí abajo y un poner de cabeza la zurcida historia de la hija robada a la madre por pura lascivia real. Nada, que la vida es sueño y los sueños, sueños son.

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